6 lecciones creativas que aprendí escuchando El Cuartico

Hoy quiero hablar de El Cuartico, este podcast hecho por Chucho Roldán, Estefanía León y Daniel Enrique, y de la influencia que ha tenido en mí, y posiblemente en muchos más coterráneos.

Para los venezolanos que estamos fuera, los podcasts se han convertido en una especie de cordón umbilical que nos mantiene conectados a nuestras raíces, a nuestra identidad. Te ayuda a sentirte menos sola el poder compartir con otros procesos parecidos, aunque estemos a miles de kilómetros de distancia.

Recientemente cumplieron 5 años, y lo celebraron como debe ser, incluso con rebranding.

Vamos un poco más atrás. No quiero sonar comemierda, perooooo, perooo, yo sigo a Chucho desde que estaba en aquel proyecto con Nanutria, Santo Robot. Me acuerdo cuando mi amiga Lym me los presentó, me dijo: “Tienes que ver este canal de YouTube, estos chamos están haciendo cosas finas”, por allá por el 2014, cuando ya tenía un par de años de mi saga migratoria y me sentía perdida, casi sin identidad.

Bueno, seguro ustedes también vieron los sketches de Santo Robot; era increíble, porque no era el mismo humor de siempre. Me reí un montón por unos cuantos años con ellos. Pero después llegaron los años oscuros: 2016-2017. Y muchos creativos tuvieron que huir del país. Entre ellos, Chucho, Nanutria y Andreína. Creo que ella se fue antes y ahora tiene una carrera exitosa como escritora de TV (I think, corríjanme si me equivoco).

Chucho y Nanutria empezaron un podcast en México, que estaba bueno; me acuerdo que siempre lo escuchaba, pero ese proyecto murió, supongo que debido a que Nanutria tuvo que irse de México.

También al mismo tiempo empecé a escuchar a Estefanía, con otro podcast: El fabuloso show de Sofía y Estefanía. Otro podcast que tenía alma. Hicieron unos 62 episodios, nunca tuvieron muchos seguidores, pero este podcast es un clásico. Ah, por cierto, Sofía sacó nuevo proyecto de podcast: se llama ARTa MIGRANTa

Bueno, para los que no hayan escuchado El Cuartico (que no creo), podemos resumirlo como un podcast que habla de política, historia, cultura pop, migración, cultura material, cotidianidad… la lista es larga. El twist es que lo hacen con mucho humor y con investigación, además de que tienen lo que los hace ellos: ese sketch con el que empiezan el episodio. ¡Increíble que desde el primer episodio tenían esa idea ya clara!

Anyhow, volvamos al tema de este post. Estas son las lecciones que he aprendido con El Cuartico y que quiero aplicar en los proyectos que vengan.

1. Pensar con humor es una forma de resistencia:
Bueno, esto no es nada nuevo. Pero sabemos que para hablar de temas difíciles no es necesario ser solemne y serio para ser profundo. De hecho, se puede hablar de temas difíciles con humor (bueno, Chigüire Bipolar me viene a la mente, entre otros proyectos cómicos que tienen una crítica social cargada). El humor es una herramienta que nos permite procesar lo complejo de nuestras realidades, y muchas veces es más potente que el discurso serio.

2. Lo “frívolo” importa:
Reality shows, farándula, Bad Bunny, RBD… Con El Cuartico entendí que no hay temas “menores” cuando se los aborda con una mirada crítica. La cultura pop también revela lo que somos, lo que deseamos, lo que nos duele. La forma en que nos reímos, nos vestimos, vemos televisión o hacemos chismes habla de cómo inventamos nuestras sociedades, y por lo tanto son temas que hay que diseccionar. Bueno, El Cuartico me lo demostró, pero esto yo ya lo sabía como antropóloga. :P

3. Talento sí, pero también tienes que presentarte todos los días:
Hay que tener disciplina y constancia. Ellos realmente empezaron a crecer exponencialmente a partir del tercer año. Pero allí estaban y están, semana tras semana, sin esperar la iluminación perfecta, cuidando los detalles técnicos, sí, pero no siendo perfectos a la primera, sino iterando con su producto, viendo qué está funcionando, qué no está funcionando y probar y probar.
Creo que muchos de nosotros no empezamos proyectos que están cocinándose en nuestras mentes por ese miedo a no ser perfectos, ese miedo a que nos critiquen porque somos gordos, feos, no inteligentes, mal producidos, qué sé yo… cualquier cosa negativa que diga esa vocecita interna que tienes en la cabeza y te hace detener tus ambiciones.

4. Una voz familiar puede transportarte a tu hogar:
En el exilio, ya haya sido voluntario o forzado, uno a veces necesita encontrar espacios donde se escuchen las mismas referencias, los mismos acentos, las mismas frustraciones que una misma ha sentido. El Cuartico ha sido eso para mí muchas veces: una habitación sónica que me hace sentirme menos desubicada en el mundo. Una especie de casa portátil: creo que esa es una de las intenciones del nombre: tu cuartico, tu pequeño espacio dentro del caos migratorio, incluso si no has salido de Venezuela.

5. La importancia de tener una red de apoyo y diversidad de opiniones y talentos:
Los integrantes de El Cuartico son más de las tres personas que vemos en la pantalla, o que escuchamos en nuestros auriculares. Y aunque el proyecto haya empezado solo con ellos tres, ellos sabían que necesitaban del apoyo de otras personas para que el proyecto floreciera.

Qué importante es contar con una red de amigos que crean en ti y te digan: “¡Sí, pana, yo te voy a ayudar en esto!”. Eso es algo que siento que a veces me falta. Veo a la gente que migró a México o a Argentina y que tiene unas redes de apoyo sólidas, y uno aquí desde Suiza, con pocos amigos. No voy a decir que sin redes de apoyo, pero con redes de apoyo más chiquitas y tal vez no tan estables (hay mucha movilidad aquí). Siento un poco de envidia; a veces pienso: "¿Y si me voy a México?". Solo por eso.


Yo he sido en muchos de mis proyectos one-man orchestra, pero los proyectos que realmente han florecido, como Las Bicimamis (donde fui fundadora), son proyectos en los que había muchas mentes brillantes, talento y ganas de trabajar aunque sea con las uñas.

6. La vulnerabilidad también es contenido:
Cuando alguno de ellos habla de salud mental, de crisis migratorias, de miedos, de inseguridades, de salir del clóset, lo hace sin muchos dramas y siempre con su realidad presente. La honestidad con sencillez es una herramienta muy poderosa. A veces, una frase sencilla dicha desde un lugar pragmático puede llegar a conectar con la gente mucho más profundo que teorías academicistas.

No sé si El Cuartico se propuso ser todo esto, pero a mí me lo ha dado.
Y por eso, este post es también un agradecimiento y celebración por estos cinco años de entretenimiento gratuito.
Gracias por mostrar que la risa también piensa.
Gracias por recordarme que hacer cosas con otras personas, con cariño y criterio, es la forma más sostenible de hacer las cosas bien.
Y a ti que estás leyendo, si alguna vez te sentiste fuera de lugar, si alguna vez dudaste de tu creatividad, si alguna vez te reíste para no llorar, ¡créate también tu propio cuartico, o únete a este!

Previous
Previous

Manual de supervivencia para gente cansada

Next
Next

Se busca Amigo/a/i